Una buena alimentación desempeña un papel crucial en el crecimiento y desarrollo saludables de los niños. Dado que los hábitos alimentarios tienden a perdurar hasta la edad adulta, es esencial enseñar a los niños a llevar una dieta equilibrada desde una edad temprana. Incluir una cantidad adecuada de fruta y verdura, especialmente junto con la actividad física, contribuye a su bienestar general. [1]

Lamentablemente, el consumo insuficiente de fruta y verdura está muy extendido entre la población europea. Los niveles de ingesta recomendados varían de un país a otro, lo que subraya la importancia de realizar esfuerzos integrales para promover un mayor consumo, por ejemplo con campañas como "5 al día". 

Además, una dieta sana no sólo debe nutrir nuestro cuerpo, sino también ser sostenible, minimizando el impacto medioambiental. Tomando decisiones conscientes, podemos contribuir a un futuro más sano para nuestros hijos y el planeta.